En
todas las sociedades existe una estructura que determina las características,
el desempeño, las tareas, actividades que se espera debe realizar cada persona
según su género. Por ejemplo, en nuestra cultura, los hombres son generalmente
los que asumen un papel político, mecánico, de jefes, y las mujeres de
enfermeras, amas de casa, profesoras, niñeras.
El
género femenino o masculino, son las atribuciones sociales, creencias y demás
que se construyen en cada cultura según el sexo de las personas. Y se determina
según las características físicas, biológicas, anatómicas y cromosómicas con
las que nacemos y que son hasta cierto punto inmodificables.
De
aquí que al nacer una niña, se le inculca desde pequeña a participar de las
labores del hogar, a ser tierna, arreglarse, a jugar a la mamá y de esta forma
se le induce a la vida adulta. Lo cual al momento de ella reproducirse,
transfiere en la educación a su hija, por lo que este rol se va multiplicando
de generación en generación.
A
los niños en cambio, se les enseña a ser fuertes, a jugar a los carritos, a no
llorar ni demostrar debilidad, a tomar decisiones, etc. Y en la medida que
estos niños crecen sus creencias, la información que les fue dada sobre su
género, va afianzándose, ampliándose, llenándose de nuevos razonamientos,
argumentos, según el medio en el que se desenvuelvan.
Es
por esto que existen múltiples ideas respecto a este tema. Debido a que entre
más sociable sea la persona, entre más se haya relacionado con diferentes
culturas, pueblos, ciudades y países, entre más se haya instruido; su opinión o
su aprendizaje sobre equidad y rol de género será más abierto, más sólido y
diferente del común. Así como el Dr. Alberto Soler comenta en su blog:
“Quiero que mis hijos crezcan sin saber si
planchar es cosa de hombres o de mujeres. Que no sepan si los baños son cosa de
su padre o de su madre. Que no asocien la cocina con el feudo de nadie, ni
tampoco la aspiradora, doblar ropa u ordenar los armarios. Que acudan con más o
menos igual frecuencia a uno o a otro para dormir, para contar sus
confidencias, para jugar o para enfadarse. Que no haya un “jefe” de la casa
sino que todos convivimos del modo más feliz posible.”[1]
Hoy
en día, los hombres y las mujeres, más en teoría que en la práctica, tenemos
los mismos derechos y nos regimos bajo las mismas leyes en la sociedad sin
embargo no todas estas normas las respetamos por lo general hacemos valer los
reglamentos según la conveniencia que tengan estás para nosotros o para las
personas que pertenecen a nuestro núcleo familiar pero no cuando lo que es
mejor para otros nos resta beneficios.
Pero
¿Cuál es el rol que debe ejercer cada sexo para lograr una igualdad de género?
Para mi concepto el rol no debería tener una estructura debido a que las
situaciones que vive cada familia son diferentes dependiendo el lugar
socio-económico en donde viva y las condiciones imprevistas que puedan suceder.
La
equidad de género para mí, radica en que tanto hombres y mujeres puedan
realizar las mismas funciones en el hogar y el trabajo según la necesidad y el
querer que se tenga, sin embargo esto no significa que toda familia ejerza de
la misma forma las actividades de otra. Coloco el siguiente ejemplo para hacerme
entender mejor ante la variación de las situaciones de una familia y el roll
que adaptan según los cambios:
María y Juan son esposos y tienen un
hijo, ellos deben mantenerlo, darle educación, alimentación, entretenimiento y
dedicación, en su casa deben pagar las cuentas de servicios públicos, el
arriendo, la alimentación, realizar el aseo, cocinar, pintar las paredes
anualmente, mantener el orden. Juan perdió su trabajo y María estudió derecho
pero aún no lo ha ejercido por cuidar a pedrito, su hijo, de tres años.
No obstante, después de 4 meses de
desempleo del esposo, a María le sale una oferta laboral para desempeñarse como
auxiliar de derecho. María toma la oferta laboral para desempeñar su rol
profesional y ayudar económicamente a pagar las cuentas de su hogar, mientras
que Juan se queda en casa cuidando a pedrito, haciendo los quehaceres del hogar
y buscando trabajo debido a que el salario de su esposa no alcanza para hacer
una buena compra de comida mensual, ni pasear los fines de semana.
Luego de un año, Juan encuentra un
trabajo bien remunerado y decide junto con María contratar a un niñero para
pedrito mientras ellos están laborando. Los fines de semana María y Juan se
dedican a asear el hogar, salir con su hijo, ir de compras y compartir tiempo
en familia. Al cabo de seis meses, María renuncia a su trabajo porque en la
casa no hace falta dinero, ya que con el trabajo de su esposo se cubren las
necesidades y queda para ahorrar, pero siente que hace falta compartir más
tiempo con su hijo. Por lo que despiden al niñero y queda ella a cargo. Los
fines de semana Juan ayuda a lavar la ropa, sacar a pedrito al parque, etc.
Llegó diciembre y a María le ha salido
un trabajo en el que podrá realizarse como la profesional que soñó y además le
pagaran casi el doble de lo que juan gana. Ese fin de semana antes de entrar a
trabajar, Juan, María y Pedrito pintan la casa, tomando turnos entre los
adultos para hacer la comida, cambiar, dormir y alimentar a pedrito, etc.
Durante la temporada de acoplamiento al
trabajo de María, ella llega muy cansada al hogar, el niño lo cuidan sus
abuelos porque el niñero ya tenía trabajo, así que Juan esta en busca de una
niñera o niñero que se encargue de pedrito mientras ellos trabajan. Cuando
llega la noche, Juan realiza la cena para los tres y acuesta al niño. Al
amanecer María realiza el desayuno y entre ambos padres dejan instrucciones a
la niñera nueva... Los fines de semana realizan labores domésticas entre los
dos padres y pagan las cuentas del hogar entre ambos.
Al llegar febrero, Pedrito inicia clases
y Juan decide dejar de trabajar porque María está realizando su sueño laboral y
además el dinero que ella gana alcanza para todas las necesidades del hogar,
para entretenimiento y ahorro. Así que él le dedica sus días a su hijo con las
tareas, la crianza, el aseo, la alimentación; realiza las compras del hogar,
hace el aseo general diario, lava, entre otros quehaceres, y los fines de
semana María lo ayuda en la cocina y algunas actividades domésticas.
Cuando Pedrito tiene 12 años, ha visto
que mujer y hombre deben contribuir al bienestar y mantenimiento del hogar, que
no importa el sexo, si no hay alguien que realice las labores y pague las
cuentas, la casa se cae. Que las responsabilidades son por igual, no le
corresponde a un género más que a otro, sino a ambos equitativamente y por lo
tanto él cuando forme su hogar
contribuirá en lo que haga falta sin que
se lo pidan, sino porque sabe que también es su responsabilidad y deber.
Lo
que quiero expresar con este ejemplo, son varios puntos:
·
Las personas normalmente no trabajamos porque
queremos, sino porque necesitamos sobrevivir digna y cómodamente. Tener dónde
vivir, qué comer, qué vestir, agua... Y todo esto nos lo da el ingreso que
recibimos a cambio de un trabajo realizado.
·
Ejemplo: Si una familia sobrevive del trabajo
de la mujer como independiente y esta mujer se enferma y no puede realizar su
labor por 40 días, y el hombre está en la capacidad de llevar a cabo este
trabajo, así sea el de venta de empanadas en una esquina. Él puede hacerlo y
debe hacerlo, porque también es el ingreso de él, es con lo que él y su familia
están sobreviviendo y es el negocio de su esposa que no debe dejar que se acabe
o le creen competencia porque luego la economía de su familia caería en crisis.
·
No es necesario que hombre y mujer de una
familia trabajen, a menos que así lo quieran y no tengan hijos. O prefieran
dejar a sus hijos al cuidado de otros.
·
Mantener el cuidado de una casa es deber de
hombre y mujer, por lo tanto si uno falta el otro debe cubrirlo sin importar la
actividad o deber que sea. Como dice el Dr. Soler “Los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de
nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de
ambos.”1 y también “…¿Y
qué es “de modo equilibrado”? Ese equilibrio no implica en (casi) ningún caso
un reparto 50-50, sino más bien una adaptación flexible entre la disponibilidad
de los miembros de la familia y las tareas que se requieren. Pensemos por
ejemplo, qué injusto sería un reparto de tareas 50-50 en un caso en el que la
mujer llegara a casa a las 20:00 después de 12 horas de trabajo, y su pareja
llevara desde mediodía en casa. Un reparto “mitad tú, mitad yo” sería
tremendamente injusto. E igual a la inversa.”1
Estos
puntos son lo que en mi concepto representa la equidad de género. Es el
mantenerse abierto o dispuesto a relevar a mi compañero o compañera de vida en
una actividad cualquiera que sea que haga falta para cumplir con el deber del
hogar o el trabajo en el que ambos de alguna manera estemos implicados.
Por
otro lado y saliendo del ámbito familiar, la equidad sería que todo joven esté
capacitado(a) para realizar un trabajo, sea profesional, técnico, tecnólogo, o
sea un conocimiento informal que sirva para desempeñarse en una función laboral
que desee.
Esto
porque a futuro podrá o no formar un hogar y según la necesidad de este deberá
estar en condiciones para colaborar en la generación de ingresos para
subsistencia de su familia o del lugar en el que viva.
La
igualdad de género sería que tanto hombres como mujeres pudiesen realizar sin
prejuicios, sin obligaciones y sin ataduras, deportes, música, religión,
política, actividades comunitarias, sociales, recreativas, profesionales, del
hogar, entre otras.
Y no
es que todos estemos en la obligación de hacer lo que nos han inculcado de
generación en generación, porque esto es lo que vuelve atadura una realización
personal o desempeño laboral. La equidad sería que así como nuestros padres
pudieron realizarse de la forma como quisieron y que ambos compartían las
responsabilidades del hogar, de la misma forma libre, nosotros pudiésemos
elegir qué queremos para nuestras vidas, así la actividad sea diferente a la de
ellos, o así sea solo el quedarse a ayudar en los trabajos de la casa. Porque
eso no está mal, siempre y cuando no falte ingreso en el hogar y esas sean las
aspiraciones de quien lo hace.
Sin
embargo, sabemos que esto no es así en nuestra actualidad… Antes el hombre se
iba diariamente de la casa a trabajar para llevar dinero y suplementos
necesarios al regresar al hogar, mientras la mujer se encargaba de los oficios,
la alimentación y los hijos. Pero con el paso del tiempo, ella quiso estudiar,
trabajar y hacer oficios de la misma forma como los hombres lo hacían y ellas
lucharon hasta lograrlo.
Hoy
en día, hay mujeres piloto, mujeres que pueden estudiar cualquier carrera
profesional o técnica y realizar las mismas labores que los hombres realizan.
Mas esto ha hecho que los niños crezcan en un lugar mayormente abandonado por
sus padres ya que éstos últimos se dedican gran parte de su diario vivir a su
desarrollo profesional y social. Salen de casa temprano a trabajar y luego sino
están realizando algún postgrado, dan paso a las reuniones en las que se
enriquecen de contactos que puede les permita cerrar un nuevo negocio o lograr
un objetivo personal. Los niños son criados por niñeras, abuelos o hijos
jóvenes que se encuentran en la etapa estudiantil… Es por esto que la sociedad
ha cambiado drásticamente, los jóvenes no respetan a sus padres no les dan gran
importancia a la familia y mucho menos a ellos, han desviado su camino de las
acciones responsables porque no tienen una figura de autoridad que les guíe con
ejemplos en su crecimiento…
Es
una de las desventajas como consecuencia a la lucha de la igualdad de género,
un desbalance en el tiempo que se le dedica al hogar versus al trabajo.
El
hombre sigue trabajando y aportando al hogar pero no sólo de forma económica
sino también en roles del hogar pero en forma paulatina debido a la tradición
cultural que lleva consigo y la mujer en su ánimo por demostrar que ella puede
hacer más se ha llenado de responsabilidades y cargas que a la hora de la
verdad hacen que se desgaste fácilmente y no cumpla con su deber
excelentemente. Hay un refrán popular muy sabio que dice “El que mucho abarca, poco aprieta”[2] y
esto aplica para muchas de nosotras como consecuencia de lo que hemos logrado y
que no es el ideal.
Aún
falta mucho por aprender, por razonar, para llegar a algo similar al ejemplo
comentado anteriormente. Porque al copiar lo que hacen nuestros antecesores nos
estamos limitando a repetir sin ver realmente lo que estamos haciendo o hacia
dónde vamos.
Para
finalizar, la equidad consiste en dividir por igual las responsabilidades, el
tiempo, los conocimientos, las cargas del trabajo y el hogar, sin importar el
sexo. Y esto trae como consecuencia una carga más liviana, tranquilidad y por
ende armonía y felicidad. Porque el que
parte un problema en pedazos más sencillos para resolverlos uno a uno, poco a
poco, lo logra más fácil y rápidamente, como dijo una vez el célebre Julio
César “Divide y vencerás”, y como el
dicho popular “dos cerebros piensan mejor que uno.”... Entonces ¿Qué es lo que
nos detiene para alcanzar una real igualdad? ¿Nos da pereza ser felices?.
BIBLIOGRAFÍA.
§ http://definicion.de/equidad-de-genero/
§ http://definicion.de/rol-de-genero
§ http://www.unesco.org/new/es/education/themes/leading-the-international-agenda/education-for-sustainable-development/gender-equality/
§ http://www.ifad.org/gender/glossary_s.htm
§
IICA;
CL-05; Campos, Celsy (Compiladora); desarrollo rural con equidad de género. Londrina, Brasil;
PROCODER, IICA, IAPAR, 1994. 210p (IICA: Serie de Ponencias, Resjltados y
recomendaciones de Eventos técnicos) ISSN-0252-4746
§ http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/ayudar-el-hogar-aumenta-el-riesgo-de-divorcio-articulo-377869
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